La amenaza de Andrómeda - The Andromeda Strain

Cuando uno es joven e impresionable, cualquier película de ficción científica es buena. Es el caso de "La amenaza de Andrómeda" (1971). La recuerdo borrosa, como las peliculas infumables de indios y vaqueros. A mayores seguramente la vi a altas horas de la noche, en un canal de segunda (ahora se habla de cadena de reposiciones), y seguramente con un doblaje horrible.


Atención, a partir de aquí hay partes de la trama.

Pero me gusto mucho el detalle de los teletipos para comunicarse con el ordenador central. Y los rayos láser para evitar que los especímenes contaminados pudieran huir. Este verano he encontrado en un librero de segunda mano una edición de bolsillo, y no me pude resistir. El libro original es de 1969, de Michael Crichton.

Y no me ha decepcionado. Algunas de las descripciones son fascinantes, teniendo en cuenta el año en que se escribe. En primer lugar el laboratorio secreto bajo la estación de agricultura en el desierto (cap. 10). Aunque los hay mejores hoy en dia (incluso en la ficción, pero lo dejo para otra entrada en el blog).


 Una ducha térmica con gorro para no quedarse calvo

Y al final del mismo capítulo el estudio del hombre impar. Es una idea buena, pero requiere para su aplicación un estudio antropológico. Tal vez algún día sea la llave de bloqueo de situaciones absurdas. Claro que estar soltero puede no ser, cuarenta años después, tan determinante. Incluso podría ser contraproducente. Cuestión abierta a antropólogos, psicólogos, y a los que lidian con el comportamiento humano.

En el cap. 12 se menciona de pasada la entonces creciente y preocupante basura espacial.

Y más adelante una receta química explosiva para acidificar la sangre:

-¿Qué fué?
-Aspirina - respondió Jackson
-¿Aspirina?
-Si señor. Va estupendamente bien.
...
...Aspirina y un poco de exprimido.
-¿Exprimido?
-Whisky fuerte. Ya sabe.
...
-Sterno. Dama rosa. Se coge, ¿ve usted? Se pone en una tela y se exprime...
Hall exhaló un suspiro.

Por supuesto que siendo un libro de 1969 las computadoras zumbaban y cliqueteaban suavemente. Hoy en día zumban los ventiladores, rechinan los discos duros y atronan algunos anuncios flash. Y los virus están en el semiconductor, no en la sangre.

Y como en todos los libro de MC, hay un relax de los que vigilan la ciencia y la tecnología que conduce a un inevitable clímax de calma antes de la tormenta.

Cuando cita la "kalocina", como compuesto secreto, deja un rendija abierta a una solución que recuerda, a los pocos párrafos a la respuesta "Extrange game. The winning move is not to play."

En suma, un libro que ilumina sobre los peligros de la ciencia y la tecnología, y los procedimientos establecidos, sobre todo cuando la rutina hace que nos despistemos de su verdadero fin. Un libro más en mi lista de recomendaciones.

...y, sonriendo, le dijo: "Te amo, Shirley Temple".